Los dos últimos años fueron marcados por algunos de los mayores casos de fraude cibernético y fuga de datos, en Brasil y alrededor del mundo. Ataques globales, como Wannacry y Petya, brechas en Facebook y en otras empresas renombradas, y numerosos intentos de golpes trajeron grandes preocupaciones acerca de los datos personales compartidos entre consumidores y compañías, y eso ha impactado en los enfoques de seguridad adoptados por las organizaciones.
A pesar del aumento de la concientización, la cuestión de seguridad sigue teniendo un déficit, y la luz roja se encendió para las empresas. El estudio IDC Latin America Cybersecurity Report 2017, señala que América Latina se ha convertido en un objetivo interesante para los cibercriminales, siendo Argentina, Brasil y México los países con mayor número de ataques detectados por año en toda la región, con valores, en promedio, de diez ataques detectados por año por empresa.
El estudio Unisys Security Index 2018, que aborda las principales preocupaciones de seguridad de los ciudadanos en 13 países, demuestra que la inseguridad de los consumidores ha invadido el mundo digital, principalmente en América Latina. Entre los resultados del estudio, nos llama la atención que los latinoamericanos están más preocupados por la seguridad en Internet que con cuestiones vinculadas a las otras áreas del estudio.
En Brasil, por ejemplo, las amenazas online/digitales se han convertido en una preocupación mayor que las posibles amenazas físicas. El estudio apunta que tres cuartos (76%) de los entrevistados brasileños se mostraron seriamente preocupados por el robo de identidad, y un número similar (75%) mostró gran temor con los fraudes bancarios.
Además, incluso con la creación de la Ley General de Protección de Datos en Brasil en este año, el estudio indica que la desconfianza de los consumidores es grande: más de la mitad de los entrevistados (58%) no confían en que la nueva ley traerá los avances necesarios para proteger la información resguardada por las organizaciones, y sienten que esos datos podrían ser vulnerables a la actividad delictiva.
Este análisis es preocupante y evidencia que la seguridad cibernética todavía necesita ser repensada por los líderes de las organizaciones para que los ciudadanos confíen que sus datos personales están siendo cuidados y protegidos.
De hecho, debemos considerar que ya no existe un entorno digital seguro para consumidores, empresas o gobiernos. Sólo en el último año se registraron 1,96 millones de intentos de fraude en Brasil, uno cada 16 segundos, según datos de Serasa Experian. Así, podemos afirmar que estamos corriendo riesgo de un ataque inminente todo el tiempo.
Por lo tanto, ¿qué es lo que las corporaciones y los gobiernos pueden hacer para ofrecer un entorno digital más seguro para los consumidores? Afortunadamente, hay una serie de medidas concretas a tomar:
La reanudación de valores, combinada con las soluciones de seguridad de tecnología avanzada, puede prever y evitar muchas de las brechas de ciberseguridad que los criminales tienen para robar el buen nombre, el dinero y los datos privados de consumidores alrededor del mundo. Esas son algunas de las medidas más inmediatas a ser repensadas, pero los desafíos todavía son muchos. Las empresas deben estar atentas a las señales de alerta para adoptar una estrategia asertiva, contando con inversiones continuas en soluciones de seguridad para proteger los datos de los consumidores.
Tags- cibercriminales fraude cibernético protección de datos seguridad cibernética
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